La decoración de oficinas tiene tres elementos clave: iluminación, espacio y personalidad. Porque decorar una oficina es decorar un espacio de trabajo que debe estar bien iluminado, tanto natural como artificialmente, amueblado con los elementos esenciales para desarrollar la tarea profesional y personalizado con toques especiales que creen una atmósfera agradable y cómoda.
¿Estás a punto de abrir tu oficina y necesitas orientación sobre cómo decorarla? ¿O quieres darle un nuevo aire a tu espacio de trabajo? Aquí te damos unos consejos que sirven para todo tipo de oficinas. Las oficinas modernas, las clásicas, las minimalistas ...
Cómo decorar una oficina
1.- Escoge los muebles que se adaptan a tus necesidades
Tu oficina debe ser cómoda, práctica y eficaz. Antes de mirar mobiliario debes pensar en cuáles son tus necesidades, si necesitas una gran superficie donde colocar telas o planos, si sólo necesitas una mesa pequeña para un ordenador, si tienes mucho papeleo que requiere archivadores, si recibes a clientes y sería bueno habilitar una zona con un sofá para hablar con ellos...
Cuando tengas claro qué necesitas entonces mide tu espacio para evitar comprar muebles demasiado grandes que se coman todos tus metros y provoquen agobio al trabajar.
Presta especial atención a las sillas. Estarás mucho tiempo sentado y necesitarás una silla ergonómica que se adapte a tu cuerpo. Siéntate en ella y pruébala antes de comprarla. Recuerda, no todos los tamaños son buenos, escoge la que vaya mejor a tu altura.
Fíjate en estos detalles para tu silla:
Asiento: lo mejor es que sea regulable para poder adaptarlo al respaldo. Debemos poder modificar la colocación del asiento respecto al respaldo para que tu abdomen no se comprima porque te causaría problemas de circulación y digestivos. Debe ser también lo suficientemente ancho para que puedas sentarte bien en la parte central y tener espacio alrededor.
La parte delantera debe estar inclinada hacia abajo para no oprimir a la parte posterior de las rodillas ni dificultar la circulación de las piernas. La profundidad del asiento no debe dificultar la utilización del respaldo.
Respaldo: cuando pruebes tu silla ajústala a la espalda para comprobar que tu zona lumbar se puede apoyar bien. Escógela regulable en inclinación y altura. Debe cubrir toda la espalda.
Si no vas a trabajar más de cinco horas seguidas puedes optar por un respaldo basculante, pero si tu jornada laboral es más larga es mejor que pruebes una silla sincronizada en la que el respaldo bascula a la vez que el asiento se desliza adelante o atrás, así evitarás posturas de comprensión de la columna o abdomen.
Apoyabrazos: debes poder apoyarte en ellos y sentirte cómodo. Lo ideal es que los brazos formen un ángulo de 90 grados y los codos y antebrazos descansen bien. Nunca dejes que te opriman las caderas ni que te impidan colocarte bien frente a la mesa.
Si puedes, escoge una silla que permita variar la altura y posición del apoyabrazos y regule su separación con el asiento de la silla.
Base: una silla con ruedas te permitirá moverte de la mesa al archivador con más soltura, eso sí, si escoges una silla con ruedas fíjate en que tenga cinco puntos de apoyo para que sea estable.
Tapizado: el tapizado debe ser transpirable, resistente, que permita el paso de la humedad y evite el calor. Escoge un material que se pueda limpiar fácilmente. Normalmente las sillas están tapizadas con algodón, pero acumulan polvo y son más difíciles de limpiar. El tevinil y otras telas sintéticas son fáciles de limpiar pero acumulan humedad y pueden causar calor.
Reposapiés: normalmente la silla no viene con reposapiés, pero es un elemento que te servirá para tomar la postura correcta para trabajar, así que puede ser conveniente que compres uno junto a la silla. La inclinación ha de ser regulable y estar hecho con materiales antideslizantes que permitan que el reposapiés se fije bien al suelo y también sujetes bien tus pies.
Otro elemento esencial al decorar una oficina de trabajo es la mesa. Sea grande o pequeña, una oficina necesita una mesa. El tamaño de la mesa lo decides tú porque tú sabes mejor que nadie cuáles son tus necesidades, pero déjanos darte algunos consejos sobre su ergonomía.
Fíjate en estas claves para escoger una mesa cómoda y práctica para tu oficina.
Tamaño Mínimo: tu mesa debe tener como mínimo 120 cm de anchura y 80 cm de profundidad si es rectangular. Si tiene otras formas deberías fijarte en que tenga un área de 0,96 m2 como mínimo. Si trabajas con un ordenador la profundidad no debería ser menor porque el monitor quedaría demasiado cerca de tus ojos y habría también poco espacio para el teclado. Si usas una pantalla plana (TFT) en lugar de una de rayos catódicos quizá podrías hacer una excepción. No obstante, siempre debe haber al menos 10 cm libres entre el borde de la mesa y el teclado y 40 cm entre tus ojos y la pantalla.
Altura: la altura superior del tablero debe ser de entre 70,5 cm y 73,5 cm.
Espacio: debajo de la mesa debe haber espacio para mover las piernas con libertad. Para concretar en centímetros, se podría dejar un espacio mínimo de 65 cm de altura en los primeros 20 cm de profundidad desde el borde de la mesa hacia dentro y 55 cm entre los 20 cm y los 45 cm de profundidad (para las piernas). También debería dejarse un espacio adicional para los pies (12 cm de altura) hasta por lo menos 60 cm de profundidad.
2.- Ilumina bien
Lo primero y principal en la decoración de oficinas y en la decoración en general es aprovechar al máximo la iluminación natural que puedas tener. Deja que entre toda la luz por las ventanas y, si es necesario, tamízala con cortinas o estores.
La iluminación artificial también es esencial al decorar oficinas porque una buena parte de la jornada laboral no dispone de luz natural. Y una buena iluminación ayuda a trabajar mejor, a ser más eficiente.
Una oficina puede ser abierta o cerrada. Y dependiendo del tipo de oficina, necesitará una iluminación u otra. En la oficinas privadas se tiene un dominio absoluto sobre la iluminación, pero en las abiertas hay que tener en cuenta que no todo el mundo estará trabajando al mismo tiempo en su puesto de trabajo.
Iluminación en oficinas abiertas
Se puede optar por el principio de cosecha de luz natural que trabaja con sensores con fotoceldas que controlan las líneas de luminarios en ejes paralelos a las ventanas regulando la intensidad de cada uno para que haya un nivel mínimo de luz en cada puesto de trabajo.
Ejemplo: una oficina abierta con tres líneas de luminarios. La primera está cerca de la ventana y está apagada para aprovechar la luz natural, la segunda está al 25% de su capacidad y la última a un 75%. En todos los puestos de trabajo habrá un mínimo de 500 luxes que es lo que marca la normativa para puestos de trabajo. Así el ahorro de energía puede ser superior al 60%.
Iluminación en oficinas cerradas
Ahí se puede hacer una combinación de luces directas e indirectas. Hay que tener en cuenta que si tu oficina se ilumina de forma directa las superficies verticales y techos quedan oscuros y crean lo que se conoce como ‘efecto caverna’ y puede provocarte stress porque las pupilas se abren y cierran constantemente.
Lo ideal es combinar la luz directa e indirecta para que las superficies verticales y techos queden mejor iluminadas. Así la percepción de la luz es mejor porque no se concentra únicamente en el puesto de trabajo y se reparte por toda la oficina disminuyendo así la fatiga visual.
También es importante el tipo de bombillas que escojas, las bombillas de led son las mejores porque son más eficientes y ahorran energía.
3.- Escoge unos colores cómodos y agradables
Todos queremos que en nuestra oficina haya un ambiente agradable, que se respire armonía y, por tanto, seamos más productivos. Unos colores apropiados te ayudarán a conseguir ese objetivo.
En el diseño de oficinas, el color es una pieza esencial porque transmite también la personalidad de sus ocupantes y es esencial para crear un buen ambiente. Los colores más utilizados al decorar una oficina son el gris y el blanco porque son neutros, pero no estimulan la creatividad. Hay toda una gama de colores, tonos y combinaciones que pueden influir en el ambiente de trabajo y ayudarte a ser más productivo. ¿Quieres conocerlos? Ahí van.
Tonos pastel: los tonos cálidos como el salmón crean un ambiente más humano, menos frío.
Tonos tierra: los marrones y diferentes tonalidades de beige relajan.
Naranja: favorece la interacción con los demás y un ambiente informal.
Amarillo: estimula la actividad cerebral y favorece la comunicación.
Azul: es muy apropiado para escritores que necesitan un ambiente que estimule su creatividad.
Verde: favorece la creatividad, concentración y relajación.
Blanco: ayuda a la objetividad y el trabajo intelectual. También crea un ambiente de orden, calma y control.
4.- Personaliza tu oficina
No te olvides de personalizar tu espacio de trabajo. La foto de ese viaje tan especial o de ese día en el campo con tus hijos, un paisaje estupendo que captaste en las últimas vacaciones, un objeto personal que te traiga buenos recuerdos ... Ponlo en tu escritorio.
Si te gusta el arte, ¿por qué no decoras tu oficina con algunas obras de tus artistas favoritos? No tienen por qué ser originales, seguro que tienes algunas láminas de alguna de sus exposiciones, enmárcalas y colócalas en la pared de tu oficina. Eso sí, siempre con un orden y sin llenar demasiado tu espacio con elementos que te distraigan.
La clave: el equilibrio. Menos es más.